Alguna vez fui, lo que hoy solo se parece. Retazos de mí, vuelan alrededor de mi alma.
Caminos desencontrados, se unen para volver a empezar. Una sonrisa inocente, un beso en la mejilla. hilos del pasado que manejan mi mente ¿dónde estás? ¿Cuándo transformaste tu espíritu y tu cuerpo? ¿Cuándo te fuiste de mis manos?... Hoy vuelve a mí, todo lo que olvidé.
Ya no nos plantearemos la posibilidad de viajar tan lejos de nosotros y optamos esta vez por el viaje interno... Habíamos ido ya demasiado lejos por el camino de la ausencia y ahora que nos sentimos de regreso, como hijos pródigos experimentamos el fuego del Padre adentro.
Otra vez, el sentimiento de ser amados sin ninguna condición nos lleva a experimentar la vivencia del perdón. Inocentes de nuevo, ahora tenemos menos, compartimos más y sentimos la vivencia de la levedad y la presencia. Nos abrazamos y nos encendemos, sentimos el sentido de estar vivos, no como la vaga idea que afloró en el pensamiento. Ahora es el fuego de ser ardiendo adentro.
Tal vez vaya un poco mejor la balanza de pagos y la macro-economía, a lo mejor paguemos menos intereses y nos sintamos un poco mejor porque estamos menos mal. Pero aunque el organismo entero decrete un estado de bienestar, si las células familiares no pueden respirar no tiene sentido pretender que lograremos un tejido social que revele bienestar.
Es ahora, quizás, nuestra mejor oportunidad para restaurar ese bienestar que depende de la capacidad de responder por nosotros mismos, de abrazarnos y abrazar a la familia, de volver a sentir al hijo y al hermano y al amigo. No tienes sólo un trabajo, tu profesión es esa fe viva que encarnas en aquello que profesas cada día.
Ahora, en este invierno de la vida y la economía, con los bolsillos vacíos tal vez sea más fácil el viaje al corazón para experimentar que lo esencial, aquello que nos hace genuinamente ricos, espera despertar en nosotros.
Mandrade...
Busca paz para tu mente y obtendrás salud para tu cuerpo.
No trates de arreglar tus problemas, "arregla" tus pensamientos y los problemas se arreglarán solos.
Si no puedes ser feliz con pocas cosas, no lo serás tampoco con muchas.
Habrá días de lluvia y días de sol, días oscuros y días de luz, días de tristeza y de felicidad, días que quisiéramos olvidar y días que nunca olvidaremos... Pero siempre habrá un mañana, para volver a empezar.
Enamórate de ti, amate, cuídate, valórate, respétate, quiérete mucho y lucha por tus sueños, si no quieres verte un día luchando por los sueños de otra persona.
Lo que eres por dentro te hace especial, tus defectos te hacen única y lo que llevas en el corazón te hace irrepetible.
Lleva tu luz propia donde quiera que vayas, pero haz que alumbre más a los que están en la oscuridad.
Cuando te amas a ti mismo le encuentras el verdadero sentido a la vida y solo así puedes dar amor y hacer felices a los demás.
Ve y sigue haciendo lo que te hace feliz, porque a fin de cuentas te juzgarán personas que ni siquiera tienen claro, lo que quieren o tienen en su vida.
¿Quién dijo que volver a empezar es fracasar? Volver a empezar es volver a soñar, volver a vivir, cuantas veces sea necesario. No aceptes ni te resignes a dejar de ser feliz, por no volver a empezar.
Hay estrellas que no has visto y amores que no has amado. Hay amaneceres y puestas de sol que te faltan contemplar. Hay sueños que no has soñado, días que no has vivido y noches que no olvidarás. La vida tiene más para ti, de lo que nunca has imaginado.
Si quieres volar, tienes que renunciar a las cosas que te pesan.
Esperanza es desear que algo suceda. Fe es estar seguros que sucederá. Valentía es lograr que ocurra. Debemos tener esperanza, necesitamos la fe, pero no puede faltarnos la valentía.
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