La gente está tan reprimida, que la espontánea sonrisa con ternura le incomoda y el amor le inspira desconfianza.
La infelicidad no es un problema técnico, es el resultado de haber tomado el camino equivocado.
La alegría es el don más preciado del universo, el más autentico, el más espontáneo, el único que se da sin esperar nada a cambio, solo por el placer que provoca, no es egoísta ni envidioso, no lastima sino que se contagia.
La alegría es el fruto de un instante conectado con lo divino, es la respuesta de la presencia de DIOS en el mundo. No sólo se ve reflejada en la sonrisa de los hombres sino que es una manifestación del canto de la naturaleza.
La alegría tiene el poder de sanar al enfermo, consolar al que se siente vacío y despertar al que muere en vida; es tan deseada, que los seres humanos, con tal de poseerla, son capaces de pagar cualquier precio y confundirla con el placebo que dan
los vicios y se olvidan de que la auténtica alegría está simplemente en percibir la presencia de DIOS en todas las cosas y en todos los lugares.
La alegría no necesita explicación porque Dios, no se explica a sí mismo. No tienes que buscarla, tú ya la conoces...
¡No dejes que nunca se vaya de tu lado!...
Nunca subestimes el poder de cambiarte a ti mismo...
Vive feliz hoy, porque no sabes que será mañana.
Vive feliz, sí, porque al mal tiempo buena cara.
Vive feliz, sí, con los demás. Disfruta de lo que tienes, recibe lo positivo que venga, crea e inventa lo que necesites, haz todo lo que puedas y te haga feliz, fundamentalmente celebra lo que tengas.
Disfruta la compañía de quienes amas, no sabes si en el futuro las tendrás.
Mantén el positivismo, pronto todo se resolverá....Vive feliz, sí, ama, ríe, llora, sonríe...
¡SE FELIZ!...
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