El ser humano al andar por la vida, en su enfrentamiento con los hechos cotidianos y con los que se presentan de manera imprevista, se crean convicciones, principios, y en ellos se envuelve para sobrevivir, para continuar el sendero, con altas y bajas; porque nadie está desligado de los contratiempos. Una manera de explicar es lo que dejamos oculto en nuestro interior y sólo cuando consideramos que vamos a ser comprendidos le damos luz con las palabras.
En la vida: hay tres jueces y justicias,
La de nuestro Dios
la de nuestra conciencia
la del hombre que puede ser cambiada por intereses materiales.
El intercambiar favores, no es de la amistad, es tal vez una acción de convivencia.
En el silencio hay muchas verdades ocultas siempre. Aprender a callar, no es nunca creerse inferior, todo lo contrario, aprendes a pensar. No existe mayor escuela que la vida; pero guíate por lo positivo, lo negativo ignóralo. La burla tiene su camino; pero siempre encuentra una roca con la que tropieza.
Siempre existe el camino que nos conduce a la verdad. La crueldad puede detestar; pero es más detestable quien la emplea. Se puede mentir, engañar, traicionar ¿Quién lo duda?; pero tarde o temprano se descubre por una simple acción. Hay quienes predican una creencia y en la práctica hacen lo contrario. La defensa de protegerse es derecho de todos, pero no culpemos a otros por nuestros errores.
Una tarde cuando las estrellas no habían salido y el olor a luna llenaba el aroma del jardín, sentí que una corriente fresca y aromática se apoderaba de mi.
Asombrado miré a todas partes y no pude ver a nadie.
El aliento del anochecer seguía resoplando en mis cabellos mientras flotaban en la brisa de aquel día otoñal.
No sabía que era lo que ello significaba hasta que sentí que una voz dentro de mí me pedía cuentas de mis acciones y de todos mis actos de los pasados años del sin fe vacilante.
Contesté sin aliento y con el corazón palpitando dentro de mi pecho sin poder entender que era ese reclamo que me hacía la noche. ¿Qué puedo hacer?...
Un pájaro voló junto a un árbol cercano y posándose sobre una de las ramas se dispuso a dejarse caer violentamente sobre una pequeña lombriz que viajaba en busca de su cría.
Sin que aquella pudiera percatarse, el ave agarró con el pico la lombriz y la llevó gozosa hacia un nido que sobre el árbol tenía.
Allí, un pequeño polluelo piaba complacido y ávido mientras se engullía la lombriz con un regocijo indescriptible.
El dolor de unos es el gozo de otros susurró la voz en la brisa.
Luego observé como el ave tomaba a su cría y la levantaba del nido para dejarlo caer en el vacío.
El polluelo, aterrado, aleteó un poco con desespero y cayó en tierra asustado y convulso.
Un gato pasajero corrió hacia el polluelo para capturarlo, en tanto que el ave madre volaba amenazadoramente hacia el gato para espantarlo.
El polluelo tuvo tiempo de alzar el vuelo y comenzando a volar, se remontó a las alturas.
Había aprendido la lección de la vida.
Ese fue el lenguaje de la voz que me hablaba en la conciencia. Comprendí que la vida era una huella para que otro la siga y todo lo que había hecho en mi vida estaba impregnado de la misma historia.
La vida, ave ocasional, buscaba lombrices para mis ansiedades, hasta que en esta noche arrancado de mi nido de quejas y pesadumbres, fui tomado y lanzado al vacío de mis meditaciones donde comprendí que tenía que volar para poder sobrevivir.
El que siente amor; pero es infiel se consume en los adentros de su alma.
Podrás grabar miles de cosas en tus adentros, pero encuentra las razones, las explicaciones para hacerlo, si es para tu bien. Cuando sea para mal olvídalas, de raíz. Hay llantos infinitos que no brotan a los ojos porque esa acción se hace por dentro, no es un acto cobarde es lo contrario. Es entenderte, a veces se hace necesario que crean que no comprendemos ciertas cosas.
Anhelemos como todos y pongámonos elegantes ante la vida, no con trajes de ocasión sino con el traje más elegante que es nuestra conciencia.
Decir y sentir amor, amistad, es lógico; pero la forma de comprenderlos es en el actuar diario, a quien lo decimos y quien no los dice. Lo más sensato es decir la verdad sin reservas, aunque no siempre se tiene el valor de decirlas cara a cara.
Pocos son los que hacen el análisis de su yo, la mayoría no lo hace y se otorga el derecho de emitir criterios de los demás
La idea de hacer siempre algo útil nos demuestra que sentimos la vida
Levanté la vista hacia el cielo, las estrellas titilaban gozosas por aquella noche de descubrimientos y embriagado del aroma de la brisa pude ver el lucero vespertino cuando se asomaba en lontananza para dejarme su mensaje de luz y de esperanza.
En la vida: hay tres jueces y justicias,
La de nuestro Dios
la de nuestra conciencia
la del hombre que puede ser cambiada por intereses materiales.
El intercambiar favores, no es de la amistad, es tal vez una acción de convivencia.
En el silencio hay muchas verdades ocultas siempre. Aprender a callar, no es nunca creerse inferior, todo lo contrario, aprendes a pensar. No existe mayor escuela que la vida; pero guíate por lo positivo, lo negativo ignóralo. La burla tiene su camino; pero siempre encuentra una roca con la que tropieza.
Siempre existe el camino que nos conduce a la verdad. La crueldad puede detestar; pero es más detestable quien la emplea. Se puede mentir, engañar, traicionar ¿Quién lo duda?; pero tarde o temprano se descubre por una simple acción. Hay quienes predican una creencia y en la práctica hacen lo contrario. La defensa de protegerse es derecho de todos, pero no culpemos a otros por nuestros errores.
Una tarde cuando las estrellas no habían salido y el olor a luna llenaba el aroma del jardín, sentí que una corriente fresca y aromática se apoderaba de mi.
Asombrado miré a todas partes y no pude ver a nadie.
El aliento del anochecer seguía resoplando en mis cabellos mientras flotaban en la brisa de aquel día otoñal.
No sabía que era lo que ello significaba hasta que sentí que una voz dentro de mí me pedía cuentas de mis acciones y de todos mis actos de los pasados años del sin fe vacilante.
Contesté sin aliento y con el corazón palpitando dentro de mi pecho sin poder entender que era ese reclamo que me hacía la noche. ¿Qué puedo hacer?...
Un pájaro voló junto a un árbol cercano y posándose sobre una de las ramas se dispuso a dejarse caer violentamente sobre una pequeña lombriz que viajaba en busca de su cría.
Sin que aquella pudiera percatarse, el ave agarró con el pico la lombriz y la llevó gozosa hacia un nido que sobre el árbol tenía.
Allí, un pequeño polluelo piaba complacido y ávido mientras se engullía la lombriz con un regocijo indescriptible.
El dolor de unos es el gozo de otros susurró la voz en la brisa.
Luego observé como el ave tomaba a su cría y la levantaba del nido para dejarlo caer en el vacío.
El polluelo, aterrado, aleteó un poco con desespero y cayó en tierra asustado y convulso.
Un gato pasajero corrió hacia el polluelo para capturarlo, en tanto que el ave madre volaba amenazadoramente hacia el gato para espantarlo.
El polluelo tuvo tiempo de alzar el vuelo y comenzando a volar, se remontó a las alturas.
Había aprendido la lección de la vida.
Ese fue el lenguaje de la voz que me hablaba en la conciencia. Comprendí que la vida era una huella para que otro la siga y todo lo que había hecho en mi vida estaba impregnado de la misma historia.
La vida, ave ocasional, buscaba lombrices para mis ansiedades, hasta que en esta noche arrancado de mi nido de quejas y pesadumbres, fui tomado y lanzado al vacío de mis meditaciones donde comprendí que tenía que volar para poder sobrevivir.
El que siente amor; pero es infiel se consume en los adentros de su alma.
Podrás grabar miles de cosas en tus adentros, pero encuentra las razones, las explicaciones para hacerlo, si es para tu bien. Cuando sea para mal olvídalas, de raíz. Hay llantos infinitos que no brotan a los ojos porque esa acción se hace por dentro, no es un acto cobarde es lo contrario. Es entenderte, a veces se hace necesario que crean que no comprendemos ciertas cosas.
Anhelemos como todos y pongámonos elegantes ante la vida, no con trajes de ocasión sino con el traje más elegante que es nuestra conciencia.
Decir y sentir amor, amistad, es lógico; pero la forma de comprenderlos es en el actuar diario, a quien lo decimos y quien no los dice. Lo más sensato es decir la verdad sin reservas, aunque no siempre se tiene el valor de decirlas cara a cara.
Pocos son los que hacen el análisis de su yo, la mayoría no lo hace y se otorga el derecho de emitir criterios de los demás
La idea de hacer siempre algo útil nos demuestra que sentimos la vida
Levanté la vista hacia el cielo, las estrellas titilaban gozosas por aquella noche de descubrimientos y embriagado del aroma de la brisa pude ver el lucero vespertino cuando se asomaba en lontananza para dejarme su mensaje de luz y de esperanza.
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