- . Ten cuidado con tus pensamientos; que se volverán palabra.
- 2. Ten cuidado con tus palabras; que se volverán actos.
- 3. . Ten cuidado con tus actos; que se volverán costumbres.
- 4. Cuidado con tus costumbres; que será tu carácter.
- 5. Cuida tu carácter, que será tu destino, será tu vida...."
- 6. LA VIDA ES UN JARDIN
- 7. Lo que siembres en ella, eso te devolverá. Así que elige semillas buenas, riégalas y con seguridad tendrás las flores más hermosas. Cada acto, palabra, sonrisa o mirada, es una simiente.
- 8. Procura, entonces, que caiga tu simiente en el surco abierto del corazón de los hombres y vigila su futuro.
- 9. Procura, además, que sea como el trigo que da pan a los pueblos, y no produce espinas y cizaña que dejan estériles las almas.
- 10. Muchas veces sembrarás en el dolor, pero esa siembra traerá frutos de gozo.
- 11. A menudo sembrarás llorando, pero,¿quién sabe si tu simiente no necesita del riego de tus lágrimas para que germine?
- 12. No tomes las tormentas como castigos.Piensa que los vientos fuertes harán que tus raíces se hagan más profundas, para que tu rosal resista mejor lo que habrá de venir.
- 13. Y, cuando tus hojas caigan, no te lamentes; serán tu propio abono,reverdecerás y tendrás flores nuevas.
- 14. Cada acto, cada palabra, cada sonrisa, cada mirada es una simiente. Procura hacer siempre: "una siembra de amor", Autor desconocido
- 15. Somos el producto de lo que pensamos y sentimos.Por lo tanto, mucho de lo que nos sucede en nuestra vida cotidiana, está influenciado por nuestra propia fuerza interior,
- 16. el antídoto contra la mala suerte" está en cada persona, en su forma de ser y de vivir, en la manera como canaliza las energías que están dentro de sí mismo,
- 17. y sobre todo, en la forma como trasmitimos esas energías a las personas que están cerca de nosotros.
- 18. si afirmamos permanentemete y con absoluta fe, cosas positivas,eso será lo que logremos, ya para nuestra salud, trabajo, familia,amigos, y todo cuanto con un buen propósito queramos que Dios nos conceda.
- 19. el poder de la fe que pongamos en todo cuanto pidamos será determinante a la hora de recibir Sus gracias y bendiciones
Viveelhoy
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"Es duro vivir el presente. El pasado y el futuro siguen acosándonos. El pasado con la culpa, el futuro con sus preocupaciones. Son tantas las cosas que han pasado en nuestra vida con las que nos sentimos incómodos, que lamentamos, que nos irritan, que nos llenan de confusión o, al menos, hacia las que tenemos sentimientos ambivalentes... Y todos estos sentimientos están con frecuencia teñidos de culpabilidad. Culpabilidad que nos dice: 'hubieras debido actuar de manera distinta de como actuaste; hubieras debido decir otra cosa que lo que dijiste'. Estos 'hubiera debido' mantienen nuestros sentimientos de culpabilidad sobre el pasado y nos impiden vivir plenamente en el momento presente.
"Es duro vivir el presente. El pasado y el futuro siguen acosándonos. El pasado con la culpa, el futuro con sus preocupaciones. Son tantas las cosas que han pasado en nuestra vida con las que nos sentimos incómodos, que lamentamos, que nos irritan, que nos llenan de confusión o, al menos, hacia las que tenemos sentimientos ambivalentes... Y todos estos sentimientos están con frecuencia teñidos de culpabilidad. Culpabilidad que nos dice: 'hubieras debido actuar de manera distinta de como actuaste; hubieras debido decir otra cosa que lo que dijiste'. Estos 'hubiera debido' mantienen nuestros sentimientos de culpabilidad sobre el pasado y nos impiden vivir plenamente en el momento presente.
Pero aún peores que nuestras culpas son nuestras preocupaciones. Las preocupaciones llenan nuestra vida de '¿qué pasaría si?' : '¿Qué pasaría si perdiera mi trabajo?, ¿qué pasaría si mi padre muriera?, ¿qué pasaría si faltara el dinero?, ¿qué pasaría si la economía se hundiera?, ¿qué pasaría si estallara una guerra?'. Todos estos 'si' pueden saturar hasta tal punto nuestra mente que nos hagan ciegos para las flores del jardín y la sonrisa de los niños en la calle, o sordos a la voz agradecida de un amigo.
Los enemigos reales de nuestra vida son los 'hubiera debido' y los 'si'. Ellos son los que nos tienen atados a un pasado inalterable y hacen que un futuro impredecible nos arrastre.
Pero la vida real tiene lugar aquí y ahora. Dios es Dios del presente. Dios está siempre en el momento presente, tanto si el momento es difícil como si es fácil, tanto si es alegre como si es doloroso.
Cuando Jesús habla de Dios, lo hacía siempre como si Dios estuviera continuamente en el momento y en el lugar en que nos encontramos. 'Cuando me veis a mí, veis a Dios. Cuando me oís a mí, oís a Dios'.
Dios no es alguien que fue o que será, sino el que es, y el que es para mí en el momento presente. Esta es la razón por la que Jesús vino a descargarnos de los fardos del pasado y de las preocupaciones del futuro. Él quiere que descubramos a Dios precisamente donde estamos, aquí y ahora".
"Con frecuencia estamos tan agitados y somos tan incapaces de encontrar la tranquilidad interior que estamos impacientes por ocuparnos de nuevo en algo, evitando así enfrentarnos con el caótico estado de nuestra mente y nuestro corazón. Pero si somos fieles a nuestra disciplina, aunque sólo sea durante diez minutos al día, iremos descubriendo gradualmente (gracias a la luz de la lámpara de nuestras oraciones) que hay un espacio dentro de nosotros en el que habita Dios y en el que estamos invitados a vivir con Dios. Cuando descubrimos este lugar interior y santo, lugar más bello y hermoso que cualquier otro por el que podamos viajar, queremos quedarnos allí y alimentarnos espiritualmente".
El fruto de la esperanza
"Mientras el optimismo nos hace vivir como si las cosas fueran a arreglarse pronto, la esperanza nos libera de la necesidad de predecir el futuro y nos permite vivir en el presente, con una confianza profunda en que Dios nunca nos dejará solos, sino que colmará los más profundos deseos de nuestro corazón.
En esta perspectiva, la alegría es el fruto de la esperanza. Cuando tengo una confianza profunda en que Dios está hoy realmente conmigo y me mantiene a salvo en su abrazo divino, guiando a cada uno de mis pasos, puedo liberarme de la ansiosa necesidad de saber cómo será el día de mañana, o qué ocurrirá el mes que viene o el año próximo. Puedo estar enteramente donde estoy y poner mi atención en tantos signos de amor de Dios como encuentro dentro de mí y a mi alrededor.
Cuando confiamos profundamente en que el día de hoy pertenece al Señor y que el día de mañana está a salvo escondido en el amor de Dios, nuestros rostros pueden relajarse, y podemos devolver la sonrisa a quien nos sonríe".
Henri J.M. Nouwen. Aquí y Ahora. Viviendo en el Espíritu
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