Consideremos por un momento la naturaleza del ser humano. Vive en un mundo maravilloso que ofrece más oportunidades de las que puede aprovechar. Es libre para hacer de si mismo lo que quiera. Parece increíble que haya tantas personas que hacen tan poco, a pesar de que disponen de todas las capacidades para tener éxito. Si buscáramos en realidad una razón a esta actitud, deberíamos de concluir que el ser humano no se entiende a si mismo ni comprende el sentido de su vida.
El ser humano nació par luchar y perseguir metas. Está destinado a una permanente insatisfacción. A diferencia de los animales, no se limitan a crecer, a vivir y a reproducirse, debe de encontrar una finalidad y un significado. Cuando no posee esa finalidad, se siente incompleto, descontento e insatisfecho.
A menos que se reconozca el segundo aspecto de la naturaleza del ser humano, parecería que éste fue creado para desesperarse. Pero la vida no le plantea retos sin ofrecerle también. Cada ser humano desde el principio posee, una reserva vital, una capacidad inexplorada que es igual a sus necesidades. Cuando aumentan sus metas, sus objetivos y sus ambiciones, también aumentan sus reservas. Nadie ha alcanzado jamás el límite de potencial inexplorado.
Las mayores limitaciones del ser humano son las que el mismo se impone. Antes de que Roger Banninster corriera por primera vez una milla en menos de cuatro minutos es hazaña era considerada imposible. Se había convertido en una barrera mítica.
Ahora que el mundo sabe que aquello puede hacerse, otros acletas han alcanzado esa meta. En los Juegos Olímpicos de 1968, realizados en la ciudad de México, el mundo se mostró estupefacto cuando un atleta americano saltó cerca de nueve metros: 60 centímetros más de lo que nunca se había conseguido. ¡increíble! Si alguien antes de la competición le hubiera preguntado a los entrenadores la factibilidad de ese record, le hubieran respondido: que era imposible. Sim embargo se consiguió y aunque la marca permaneció algunos años fue rota y seguramente volverá a romperse.
No hay posibilidad de medir los límites de la capacidad humana para el desarrollo físico. Tampoco es posible medir las capacidades intelectuales de las personas, ni sus habilidades para el éxito ni su capacidad para su desarrollo social y personal. Cuando más se desarrolla un individuo, mayor capacidad de superación obtendrá.
En la actualidad muchas personas reconocen la necesidad de una buena condición física. Cuando alguien participa por primera vez en una carrera de resistencia, el primer kilometro es para él una verdadera tortura. Pero si progresa según programa graduado, pronto podrá correr tres, cuatro y hasta cinco kilómetros con mucha mayor facilidad que al principio. El ser humano solo llega al límite de su resistencia cuando su mente cierra la puerta a lo que puede hacer.
Quizá el enigma humano más antiguo es el planteado en las siguientes preguntas filosóficas: ¿Qué es la vida? ¿Quién soy yo? ¿Qué soy yo? Y ¿para qué? La mayoría de las respuestas se resumen en una simple afirmación el ser Humano desea éxito. Pero ¿Qué es éxito? ¿En qué consiste? ¿Cómo se desarrolla?
Aplicando lo que se dijo acerca del ser humano, de su naturaleza insatisfecha y de su capacidad inexplotada, podemos decir que éxito consiste en la realización progresiva de metas predeterminadas.
El ser humano es un Luchador y busca metas. Esta casi siempre insatisfecho, por eso no es suficiente que la persona se fije un objetivo; debe realizarlos trabajando. Sus metas personales deben de ser compatibles con su intima escala de valores. No tropieza con ellas por casualidad ; deben ser predeterminadas. Par llamarle la atención y atraerlo deben ser valiosas, dignas de sus mejores esfuerzos; deben de exigir sus reservas de energía, su capacidad inexplorada.
La razón principal que no haya más personas de éxito estriba de que éste se busca en comparición con el de otros. Es posible que una persona consiga más éxito que el vecino, un hermano o su padre y, sin embargo, será un triste fracaso, por que ni siquiera se asemeja al individuo que podría ser. Si evalúa el éxito por comparición , cuanta más gente conozca, menos probable será su éxito y los años le traerán decepción tras decepción. La única comparición valida que puede hacer es consigo mismo. Una persona debe de comparar lo que es con su capacidad de ser. Debe abocarse a su capacidad inexplorada y a medir su éxito personal en la realización progresivas de sus metas predeterminadas.
Otra razón por las que falla muchas personas es por que confunden el éxito con la riqueza material. Piensan en el dinero como el fin, en vez de considerarlo como un medio.
El éxito no está confinado en la acumulación de la riqueza material. En cada época han existido personas que han alcanzado el éxito en su campo: disfrutan en hacer las cosas ordinarias, extraordinariamente bien. Cualquier persona que da lo mejor de si mismo consigue éxito. Recibe una recompensa que trasciende las riquezas que el mundo ofrece; con cada año que transcurre esa persona hace un descubrimiento sorprendente: lo mejor que hay en el mejora día con día. Esta es la esencia del éxito .
El éxito consiste en el crecimiento personal y en la utilización del basto potencial inexplorado de cada persona.
El primer paso al camino del éxito consiste en que la persona reconozca mentalmente la existencia de sus reservas vitales. Necesita conocer sus fuerzas y conocerse a si misma. Es esencial que conozca y comprenda que posee, dentro de si, esa fuerza tan poderosa.
Todo el potencial: mental, físico, espiritual está dentro de cada ser.
Todo el potencial: mental, físico, espiritual está dentro de cada ser.
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